Por las características de la
formación a distancia es mucho más necesario el desarrollo de competencias que converjan
en un comportamiento autónomo de su participante, desde el estudio
independiente y la autogestión del aprendizaje, procesos que deben ser direccionados por una práctica
reflexiva, dirigida a la participación consciente y responsable en la
comprensión y construcción de conocimientos en una realidad compleja, cambiante
e incierta.
El estudio independiente lo
ubico en la condición de estudiar con cierta separación –distancia y tiempo- del
docente cumpliendo con los objetivos propuestos o de asumir el estudio por
cuenta propia. La autogestión, en la perspectiva de la gestión individual intencional
para la apropiación del proceso formativo y transformacional de sí mismo,
incidiendo en la autonomía.
Autogestión del aprendizaje con estudio independiente* |
Esta autogestión del estudiante
involucra un estudio independiente, pero éste no necesariamente a aquella;
sería el ideal a alcanzar en la educación a distancia.
Con la autogestión, el
estudiante podrá activar conscientemente sus mecanismos afectivos y cognitivos
para su aprendizaje, lo que debe ir adquiriendo progresivamente como producto
de una dinámica formativa que fomente esta
cualidad, en respuesta a una necesidad individual e institucional.
De esta manera, la gestión, como
acción intencional, conlleva necesariamente la adquisición de conocimientos,
habilidades, actitudes y valores que obviamente potencian rasgos del conocer,
el hacer y el ser, posibilitando la convivencia con el entorno, en una relación
que es mutuamente transformadora.
Una enseñanza aprendizaje a
distancia que contribuya a esta formación del estudiante, privilegia la
articulación entre las condiciones del proceso, los materiales
autoinstruccionales y la comunicación entre estudiante y docente –llámese asesor
o tutor-, una mediación que actúa como enlace para favorecer esa gestión.
Esta mediación puede darse,
además de la interposición de la institución (docentes y materiales), por los
pares u otro factor mediacional, propiciando una transformación colaborada que
debe encauzarse hacia una autotransformación por la propia mediación. Sin obviar esto, recuerden que cada programa a distancia tiene su estructura y funcionamiento de acuerdo a la modalidad adoptada.
Por ello, en principio, se
requiere de la intervención de los otros mediadores del proceso como elementos
esenciales de la dinámica de enseñanza aprendizaje, no solo del estudiante; al
cual se le guiará desde un proceso con más ayuda a uno donde ésta sea la menor
posible. Ambas intervenciones –externas e internas de la persona- deben
complementarse para lograr los objetivos comunes mediante un proceso flexible y
accesible.
¿Cómo modelar una dinámica del proceso de formación a distancia que
facilite al estudiante la apropiación y re-creación de la cultura, al mismo tiempo, que adquiera las competencias necesarias
para dar respuesta al objeto de la profesión y la sociedad?.
Con una
dinámica que promueva la comunicación entre los saberes de la vida, de la
profesión y de la ciencia, a partir del tratamiento de los problemas del campo profesional y social en su
relación con los contenidos programáticos, para que pueda
comprender y transformar su realidad. Sobre todo, estimulando el conocimiento
sobre los recursos intelectuales propios para que aprenda a estudiar y
gestionar su proceso con los medios de los cuales dispone.
La conexión entre los
conocimientos, las experiencias y la realidad misma derivan en significados y
significantes cohesionados con los instituidos, generan nuevas articulaciones y
posiciones y dan cuenta de otra forma de asumir el proceso enseñanza aprendizaje,
mediado por los docentes y/o por los recursos configurados pedagógicamente para
el logro de objetivos establecidos.
En este
contexto y en función del estudio independiente, los recursos mediacionales
deben ser autoinstruccionales, a fin de lograr un estudiante que pueda gestionar su
aprendizaje en forma responsable y disciplinado con su estudio a distancia; sea
crítico, creativo y reflexivo en la dirección de su formación.
El hecho que sea un estudio a
distancia no impide que la dinámica formativa busque la adquisición de
aprendizajes significativos y el logro de estudiantes autónomos. Tal como lo he
expresado en otros escritos, el peso está en las estrategias y recursos usados
para tal fin, tratando de abarcar la mayor cantidad de sensibilidades y
tipologías para el aprendizaje.
En definitiva, la dinámica de formación a distancia debe ser instructiva, educativa y desarrolladora. Con la primera, facilita el
dominio de un contenido por parte del estudiante, en respuesta de la profesión
a una necesidad social; la educativa busca la obtención de aspectos
trascendentales en la personalidad; y será desarrolladora en la medida de las
anteriores y de la construcción de conocimientos, lo cual constituye un cambio
cualitativo personal e interno.
En este sentido, el proceso formativo a distancia de
acuerdo a mis proposiciones, será realmente desarrollador por razón de una
dinámica que sustentada en la lógica de apropiación de los contenidos y
de una metodología investigativa, y estratégica, estimule, oriente y potencie
ese aprendizaje a través de un procedimiento didáctico que organice los contenidos,
estrategias y recursos, coherentemente
con el saber y el propio estudiante.
*Foto de Aaron Burden en Unsplash
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