Una estrategia investigativa en el contexto de la formación a distancia- P.III

Diversas perspectivas en el estudio de la realidad*

En este momento histórico lleno de complejidades, que solo puede estudiarse a la luz de diferentes posiciones y teorías, porque en mi opinión ya no se puede asumir un solo punto de vista, o lo uno o lo otro, sino más bien de lo uno y lo otro también, la investigación como estrategia formativa puede preparar a las personas para estudiar la realidad bajo esta óptica y desde sus perspectivas.

En este sentido y siguiendo con la propuesta, ahora toca en este post comentar el fundamento epistemológico. Si no ha visto los anteriores, les coloco los enlaces PI (ético – teleológico) y PII (ontológico).

¿Cuál es el basamento Epistemológico de la estrategia investigativa? 

Está asentado en la concepción de un estudiante que de por sí ya cuenta con una actitud de indagatoria ante el conocimiento, por lo que la dinámica formativa debe ir en esta dirección, optimizando esa condición y ayudándolo a encontrar soluciones adecuadas a problemas de cualquier índole, lo cual sólo se logra haciéndolo, con la práctica, investigando para aprender y para aplicar.

Al respecto, la investigación propicia una conjugación de competencias básicas en el conocer, el hacer y el ser, que delinean una conducta constructiva y contextualizada en tiempo y espacio, buscando lograr también una actitud investigativa. Con ello, no se trataría solo de preparar para el desempeño de la profesión ni de formar competencias, sino de llevar a la persona a desarrollar su capacidad de aprender y de gestionar su propio conocimiento.

Así, el desarrollo de esta estrategia promovería la comunicación entre los saberes de la vida, de la profesión y de la ciencia, estimulando y fomentando esas competencias y las habilidades necesarias para que pueda interpretar, comprender y transformar su realidad, de manera tal de posibilitar la convivencia a través de la interiorización de valores fundamentales.

Esto es posible, cuando se utiliza la transversalidad como herramienta reconstructora de los saberes de la vida, vistos a la luz de un marco teórico científico para darle flexibilidad e interpretación crítica a nivel práctico y vivencial, devolviéndolos a esa vida por intermedio de una persona que ha experimentado otra forma de ver, sentir y actuar ante ella. 

Lo que se propone está conformado por elementos de la investigación propiamente dicha, del pensamiento y del lenguaje, que se desarrollan en las dimensiones sistematizadora, argumentativa y constructiva. Estos tres elementos, conjuntamente con los valores instituidos no son puntos de partida, son hilos que se entretejen en una relación dialéctica conduciendo a la práctica los saberes que se enseñan.

Responde a una dinámica participativa y desarrolladora a través de métodos problémicos que promuevan la motivación, el planteamiento de hipótesis, la ejercitación y la transferencia de lo aprendido. Se parte de lo que se desea que el estudiante aprenda, un objeto de estudio significativo con carácter vivencial, el cual se va configurando en la medida que aquel lo haga suyo, lo comprenda al vincularlo con su ámbito de acción, para finalmente integrar todos los conocimientos adquiridos, empleándolos en nuevas situaciones.

Es otro modo de ver el proceso formativo a distancia y la promoción de una dinámica que partiendo de los conocimientos previos y la propia actividad de los estudiantes relacione la realidad social con la ciencia desde una perspectiva globalizadora, en cada asignatura y a lo largo de todo el programa de estudios.

La dinámica apunta a un proceso sistémico donde se integran la sistematización y la argumentación del contenido para la construcción de conocimientos y la aplicación a nuevas situaciones, lo que deviene en una generalización del conocimiento a partir de la investigación formativa. 

Todo el proceso conlleva una motivación del estudiante para avanzar en su aprendizaje, desde el primer contacto para interactuar con el contenido, sistematizarlo (acción interactiva más hacia sí mismo), argumentarlo (acción interactiva más hacia los otros) y transformarlo en su estructura cognitiva, hasta su aplicación a través de la práctica continua en otros escenarios de su ámbito profesional, personal y social.

Fundamental para el logro de la autonomía del estudiante es el aprendizaje y la evaluación de sí mismo, la toma de conciencia sobre su actuación cierta o errónea, de sus propios recursos para el aprender, por lo que la atención debe estar centrada en actividades que promuevan la autorregulación (autoindagación, autocorrección, autodirección).

Seguimos en el próximo post...

* Imagen de Gerd Altmann en Pixabay