A lo
largo del tiempo he presentado publicaciones relativas al pensamiento, un
pensar bien en forma crítica, reflexiva, creativa, flexible, resolutiva, asociativa,
disruptiva y metacognitiva; como condición indispensable en el aprendizaje y el
desarrollo de competencias, entre éstas el aprender a aprender.
Ha
llegado el momento de intentar “cerrar” el círculo. Mas bien de completarlo, explicando
en este post la importancia del pensamiento innovador y estratégico en nuestras
acciones, derivadas de procesos de enseñanza aprendizaje.
Habilidades principales del pensamiento innovador y estratégico*
¿Por
qué digo “cerrar” el círculo?
Cuando
pensamos, seguimos un proceso lógico que toma muchas direcciones y sentidos. Nos
enfrentamos a una realidad, la observamos, reflexionamos, razonamos, discernimos…
y la comprendemos. Vamos adaptando el pensamiento en función a las exigencias
de esa realidad y su comprensión.
Como
he dicho en otras publicaciones, tenemos que desarrollar la capacidad de
cambiar de un pensamiento a otro; por ejemplo, del analítico a uno más abierto
y creativo, y viceversa, para enfrentar con efectividad los retos de una
realidad cambiante e incierta.
Trabajar
no solo con lo que conocemos o nos ha servido, sino mirar desde muchas
perspectivas, experimentar con múltiples opciones y generar nuevas
posibilidades de transformación, parcial o radical. He ahí el pensamiento
innovador.
¿Nos
comentas alguna experiencia que haya dejado huellas?
Pensar
bien conlleva el uso de diversas operaciones mentales (reconocimiento,
exploración, clarificación, organización, análisis, interpretación, evaluación,
confrontación, síntesis, aplicación…), hasta llegar a una toma de decisión que
incida en resultados y soluciones novedosas, que mejoren o cambien la situación
previa; el foco del pensamiento innovador.
En
este tenor, tendremos mayores posibilidades de éxito quienes desarrollemos y
usemos con efectividad las habilidades del pensar, en todas sus variantes, con
un pensamiento estratégico, que define, sabe cuándo y qué usar para generar y aplicar
los nuevos conocimientos.
Entonces,
el elemento diferenciador del pensamiento innovador con los otros, es que se
nutre de éstos y brinda aportes transformadores, cualitativos o disruptivos. El
estratégico contempla la autorregulación y lo metacognitivo. Ambos se conjugan,
conjuntamente con habilidades comunicativas e investigativas, en la autogestión
del aprendizaje.
¿Cómo podemos promover el pensamiento innovador y estratégico?
Sí
el resultado propuesto debe ser una idea innovadora (parcial o radical), es
obvio que debemos abrir nuestra mente, salir del molde, dar rienda suelta a la
imaginación, hacer de la auto-pregunta una costumbre normal (método socrático),
trabajar con ideas contradictorias e incluso con aquellas que no parecen
lógicas, elevarnos sobre la situación y mirarla desde otras perspectivas, caminar
fuera de la línea y cuestionar todo lo que nos llega.
Hacer
esto requiere de práctica y más práctica. No es fácil, la costumbre que tenemos
es otra, aprendemos a dar respuestas automáticas; pero debemos subir de nivel, llegar
a ser expertos, en la medida de las posibilidades. Es una conducta aprendida.
Aprender
a conocer nuestros recursos y los del contexto, con la finalidad de saber usarlos
en atención a los requerimientos, si queremos contar con un pensamiento
innovador que además sea estratégico, y cerrar con broche de oro nuestro
trabajo.
Ejemplos
hay muchos en la historia. Los avances tecnológicos lo representan, la
imprenta, el teléfono móvil, la cámara fotográfica, entre otros. ¿Qué otros
conoces?
¿Puedo aprender a mejorar o encontrar una solución distinta para un problema planteado? Sí, resumo.
Ø Observar
atentamente (ver, escuchar, sentir) lo que acontece en nuestro entorno -motivaciones,
necesidades, tendencias-, a fin de ser proactivos en cuanto a nuestras
respuestas, a partir de la interacción y comprensión de ese acontecer.
Es preciso conocer
más sobre la temática y experiencias diversas, así como buscar las ocasiones de
aprendizaje personal y el desarrollado por expertos. De manera de observar
desde el conocimiento propio y el generado por la comunidad, con apertura de
miras. La observación
reflexiva está presente en todas las etapas.
Ø Afrontar
la interacción con la realidad y con otros, sin trabas ni miedos (o al menos que
no sean limitantes) y desafiar lo instituido. Dejar fluir las ideas y preguntarse
“y si hiciera esto o aquello qué pasaría”, que actúe el pensamiento
divergente/convergente para activar múltiples opciones.
La experiencia es
vital, no importa de quién, si es la propia mejor; nos acerca a las ideas
brillantes o fallidas, a las diferentes perspectivas usadas para resolver los
retos, con el fin de valorar el proceso en la creación de mejores soluciones.
Ø Analizar las opciones en atención a lo buscado, definir
y decidir creativamente. ¿Para qué? Una idea o proyecto innovador no puede ni
debe quedar en el aire, se aplica y evalúa, se hace real y, si es necesario se
remodela, completando un proceso flexible iniciado con la primera mirada.
Estas ideas probadas van conformando nuestro bagaje de experiencias, el
desarrollo de habilidades propias y enriqueciendo el trabajo grupal cooperativo
o colaborador. Lo más importante a destacar en este punto es la necesaria conexión
de ideas innovadoras.
Ampliando la base de conocimientos del contexto: ideas y experiencias**
Llegados
a este punto está claro cuáles son los rasgos fundamentales en la persona
innovadora: observador, curiosidad, asociativo, cuestionador, criticidad,
creatividad, colaborador, originalidad, resolutivo, experimentador,
comunicativo y aprendiz permanente.
Lo estratégico nos ofrece las condiciones (personales y del contexto) más expeditas que deben activarse para lograr la comprensión de la realidad. La ruta
seguida en el proceso enseñanza aprendizaje se centra, principalmente, en los
contenidos y su utilidad, procedimientos y contexto temporo-espacial; con base
en los interrogantes: qué, por y para qué, cómo, cuándo y dónde y, si hiciera/cambiara
esto o aquello.
Todo lo cual debe socializarse con los compañeros y el docente, a fin de ampliar el abanico y aprender entre todos.
Publicaciones anteriores relacionadas:
Pensamiento crítico ¿Por qué es importante?
La plasticidad del cerebro y el pensamiento elástico ¿Ahora qué?
¿Qué significa la mentalidad de paradoja?
Evidentemente,
tanto el pensamiento innovador como el estratégico son fundamentales en la gestión
de nuestro aprendizaje. ¿También lo crees así?
** Imagen adaptada de Gerd Altmann en Pixabay
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