Partiendo
que todos pensamos, pero que no todos los pensamientos llevan a una acción
racional y efectiva, considero que el pensamiento crítico es el que lleva un
propósito definido en el abordaje de situaciones y la búsqueda de soluciones, a
través de la organización de procesos mentales hasta alcanzar el objetivo.
Pensamiento crítico* |
Muchos
autores señalan la importancia del pensamiento crítico, lógico y efectivo en
las personas, tanto en su ámbito laboral como cotidiano, enfatizando que
tendrán mayores posibilidades de éxito quienes logren esa efectividad. Es una
forma de pensar que debe alcanzarse e imbricar todos nuestros ámbitos de acción
y que la escuela debe propiciar.
La
dinámica formativa debe desarrollar competencias relacionadas con ese
pensamiento; habilidades y disposiciones ante su aprendizaje y su uso, a través
de actividades basadas en procesos investigativos que induzcan a la reflexión e
interiorización, a la planificación y la acción, la transferencia del
aprendizaje y la resolución de problemas.
Son seis
las habilidades cognitivas básicas, referidas en el informe Delphi, que
conforman el Pensamiento Crítico: interpretación, análisis, evaluación,
inferencia, explicación y auto regulación. Herramientas del pensamiento necesarias,
que conjuntamente con un espíritu crítico, nos movilizarán hacia una actuación
pertinente y de impacto en nuestro entorno.
Habilidades del pensamiento crítico |
Ello
significa un pensar bien, en forma reflexiva, lógica y creativa. Ante cualquier
situación seremos capaces de comprenderla efectivamente, cuestionarla, formular
preguntas orientadoras, reconocer diferentes elementos y supuestos presentes,
valorar soluciones factibles y comunicarnos de manera argumentada y coherente.
Implica
necesariamente el conocimiento metacognitivo de nuestros mecanismos cognitivos,
de las exigencias de las actividades y los recursos requeridos para obtener los
resultados esperados.
Una
regulación consciente e intencional aprendida en la
escuela, lo he señalado en otros posts, para que el pensamiento sea sistemático
y metódico por efecto del aprendizaje y la enseñanza.
En
esta acción formativa del estudiante priman estrategias que le posibiliten ir
encontrando aquellos elementos que permitan dar otra mirada a las situaciones, problematizarlas,
reflexionar y encontrar respuestas. Hallar el momento justo en que acción y
pensamiento se conjugan en el discurso y la recreación del conocimiento, con
estratos crecientes de comprensión y expresión comunicativa.
Procesos
que permiten organizar el razonamiento, los juicios y la confrontación de
diferentes ideas y posiciones son la sistematización y argumentación. Se manifiestan
en ese discurso donde planteamos una postura racional asumida sobre determinado
tema, el porqué de ésta y no otra, y que, en definitiva, aviene en un nuevo
conocimiento.
Con
esta visión, Sarramona[i]
sostiene que Sócrates demuestra … que hay un patrón general de pensamiento
en el ser humano, que funciona como una unidad o todo estructural, que define
el alcance de sus razonamientos y juicios, así como sus actitudes ante la vida,
con todas las decisiones y opciones existenciales.
Con respecto
a las seis categorías de Blohm de su taxonomía, relativas al proceso del
pensamiento del estudiante, como nota adicional, este autor solo pretendió brindar un marco común de habilidades
y conocimientos, que orientaran las actividades a desarrollar para alcanzar los
resultados de aprendizaje u objetivos buscados, no lo centró de manera particular en el pensamiento crítico.
Fundamentalmente,
las habilidades del pensamiento crítico expuestas y nuestra disposición, nos facilitan
realizar juicios de valor y tomar decisiones oportunas y efectivas dentro de un
contexto determinado, ante y durante nuestra vida.
[i]
Sarramona, J. (1999). La Autoformación en una Sociedad Cognitiva. Revista
Iberoamericana de Educación a Distancia (RIED). Vol. 2, N° 1
*Imagen de nugroho dwi hartawan en Pixabay
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