Vivimos en un momento histórico distinto, es
innegable, lleno de complejidades, cambiante y con la posibilidad de su estudio
a la luz de diferentes posiciones y teorías.
Con esta visión, ya no podemos asumir un solo punto de
vista, o lo uno o lo otro sino más bien de lo uno y de lo otro también. Lo paradigmático
se torna relativo cuando se estudian los acontecimientos, porque cada uno
representa una realidad bajo la perspectiva del sujeto que lo observa y de
acuerdo a las características del ambiente que los engloba.
El conocimiento así construido emerge de una relación
dialéctica entre objeto y sujeto en un contexto determinado. De esta forma se
aprende, cuando otorgamos significado al objeto de estudio y reestructuramos nuestro
esquema conceptual como individuos cognoscentes.
Necesariamente entonces, hay que considerar un
curriculum abierto, flexible, ajustado a los cambios y que trascienda el
espacio educativo.
Entramado realidad. formación y curriculum* |
¿Cómo entretejer la formación y el curriculum en esta realidad compleja y cambiante?
Se trata de abordar la educación bajo una visión
distinta, con nuevas dimensiones y alcances, como un hecho complejo conformado
por un entramado de elementos que la condicionan y le dan su razón de ser,
donde el docente es co-responsable y
co-protagonista de esa realidad educativa
y de dar las respuestas adecuadas para facilitar el proceso de
aprendizaje en sí mismo y en los demás.
En ese “nuevo” modelo educativo, con otra forma de ver
la educación, basada en una formación de la persona, de su humanización, de
integralidad, de construcción y no como simple transmisora o receptora de
conocimientos; no cabe un docente que no sea un permanente
aprendiz-investigador, gestor de su propio desarrollo y constructor de nuevos
saberes conjuntamente con sus estudiantes.
Ante esta perspectiva, en la formación cobra vital
importancia el establecer una práctica didáctica orientadora de la actuación
del aprendiz, basada en las nociones de comprensión, hermenéutica y acción, además
de la consideración de todos los elementos involucrados como procesos dialécticos
e interactivos, entre los cuales citamos al aprendizaje, enseñanza, investigación,
relación teoría práctica.
La formación de la persona debe estar ligada con el
acontecer de los sucesos y la dinámica de la escuela, por lo tanto no puede ser
vista como un producto acabado sino como un proceso que se construye y
reconstruye permanentemente, lo que implica un cambio de actitud y un alto grado
de compromiso de quien se forma, aplicado obviamente en su desempeño social y
profesional.
Con esta visión, el currículo se constituye en
instrumento guía para comunicar las ideas e intenciones educativas, cuya
reflexión e interacción entre docentes y estudiantes activará la práctica
escolar en el dominio de lo conocido y lo por conocer, de lo científico y lo
cotidiano, de la contrastación entre sus percepciones y posiciones que genere
un aprendizaje significativo para ambos actores y autores del proceso.
Ello implica, contenidos que permitan conocer,
comprender e interpretar las diversas situaciones de la vida social y laboral, el
tejido propio de la disciplina que sustenta la carrera (en el caso concreto de
universidades), sus implicaciones a lo largo de la historia; un plan de
evaluación bajo un enfoque cualitativo y constructivo que cultive la
comprensión, reflexión y aplicación de conocimientos integrados y globalizados,
a la vez que propicie su transferencia a nuevas situaciones reales.
De allí la importancia de concebir una enseñanza que
promueva esta interacción y la acción heurística de los estudiantes, basada en
una investigación didáctica (Stenhouse[i]). Un
docente y un estudiante en permanente formación a través de la investigación y
la práctica pedagógica.
En el ambiente escolar no podemos desligar la
investigación de la enseñanza y del aprendizaje porque son elementos
indisolubles y constitutivos de una praxis pedagógica creadora, basada en la
interacción, la reflexión y la acción.
Se aprende a enseñar y a aprender investigando la realidad de la escuela, del aula, de los alumnos y de todo el contexto, y fundamentalmente, usando la investigación como metodología en la dinámica formativa.
[i] STENHOUSE, L.
(1987) La Investigación como base de la Enseñanza. Recopilación de J. Rudduck,
David Hopkins. Publicado por Morata.
*Imagen de Mystic Art Design en Pixabay
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