¿Cómo se relacionan investigación, pensamiento y lenguaje en el desarrollo de competencias?
La investigación puede
llegar a ser consustancial al aprendizaje, por cuanto, establece un ambiente
propicio para que se dé éste último, facilitando el afrontar diversas realidades
y reafirmar en los sujetos ese aprendizaje desde un primer nivel de
acercamiento hacia la construcción del conocimiento en un nivel superior.
Relación investigación, pensamiento y lenguaje* |
En consecuencia, para la
construcción social de los aprendizajes la investigación requiere de
condiciones mentales e instrumentales que se apoyan en los procesos y
habilidades del pensamiento y en la lógica del propio proceso comunicativo.
En este escrito nos
aproximaremos a la discusión sobre la relación entre investigación, pensamiento
y lenguaje.
Relación investigación, pensamiento y lenguaje
La investigación como
proceso y contenido es creativa, heurística y permite observar una determinada
realidad para comprenderla, a partir de esas condiciones mentales e
instrumentales, las cuales se erigen sobre “la calidad del pensamiento y de sus
procesos, así como en su lógica que es esencialmente metacognitiva” (Dusú[i]).
Esto es así porque la
investigación puede promover, además de la construcción de conocimientos, la
internalización de cómo se producen éstos y por consiguiente, el sujeto podría
actuar intencionalmente en cada nueva situación que se le presente.
Considerar la
investigación como proceso metódico y didáctico facilita que el estudiante se forme con
una actitud de indagación y búsqueda constante de soluciones adecuadas a cualquier
problema y esto sólo se logra haciéndolo, con la práctica, investigando para
aprender y para aplicar. Al respecto, Stenhouse[ii]
señala que la investigación se halla vinculada al fortalecimiento del criterio
y por consiguiente, a la mejora autogestionada de la práctica.
Es una tendencia cada vez más
generalizada el considerar como habilidades para el aprendizaje, entre otras,
las del pensamiento y de solución de problemas. Estas habilidades forman parte
de un modelo educativo basado en la investigación y constituyen uno de los seis
elementos que la educación debe considerar, según el Consorcio de Habilidades
Indispensables para el Siglo XXl[iii].
El pensamiento es fundamental como instrumento de investigación.
Autores como Facione[iv],
Elder y Paúl[v], González[vi] y
Fowler[vii],
avalan la importancia del pensamiento crítico, lógico y efectivo en las
personas, tanto en su ámbito laboral como cotidiano, enfatizando que tendrán
mayores posibilidades de éxito quienes logren esa efectividad, por lo que debemos
desarrollar y propiciar el uso de este pensamiento a través de actividades que
induzcan a la reflexión e interiorización y a la acción basada en la
transferencia del aprendizaje y la resolución de problemas.
Navarro[viii]
por su parte, aludiendo a la educación a distancia, apoya lo expresado al
señalar, que el reto está en el vínculo que se establezca entre “saber y
pensar, entre enseñar e investigar, ya que el nivel de pensamiento,
conocimiento e investigación, determinará su capacidad para brindar la
formación académica que no solamente incida en la calidad profesional sino que
logre permear las esferas personal y social”.
Lo anterior indica que en
el ambiente escolar debemos promover la indagación, la observación y soluciones
de situaciones pertinentes con la realidad, práctica constante e interacción
con los demás, confrontación de nuestro pensamiento con otros, así como estudio
de modelos de pensadores, en un ambiente de respeto, autoestima y compromiso
intelectual, por su vinculación con el desarrollo de capacidades, habilidades o
destrezas del pensamiento que propician a su vez competencias investigativas.
Otro aspecto importante
que debemos desarrollar es el lenguaje, justificado por la misma necesidad del
ser humano de relacionarse y comunicarse con sus semejantes, además de permitir
el acceso y la comprensión de contenidos para la creación de otros; este
enfoque comunicacional y funcional se fundamenta en la producción bajo normas y
usos lingüísticos propios, por lo que debe privilegiarse el intercambio y el
trabajo en equipo. Una vivencia activa para que favorezca el cuestionamiento,
la crítica, el discernimiento y el discurso argumentativo.
Mención especial merece la
argumentación, presente implícita o explícitamente en todos los procesos formativos
e investigativos. Cuando exponemos un resultado, explicamos una situación, tomamos
una decisión, razonamos sobre determinado constructo o emitimos un juicio, debemos
usar argumentos para defender, convencer o persuadir a un interlocutor, dándose
igualmente la contrastación de argumentos. Se precisan obviamente habilidades
del pensamiento, comunicativas e investigativas.
En esta perspectiva, Luque[ix]
es de la opinión que el individuo se encuentra a sí mismo y a los otros en el
diálogo, representando así la subjetividad y la intersubjetividad o lo que es
lo mismo, expresando el pensamiento reflexivo. Señala además que “Tal vez por
ello Platón permaneció siempre fiel a este recurso dialógico, entendiendo que
el encuentro con el otro es un camino de búsqueda de la sabiduría”.
Vale decir, un sujeto
activo ante ese mundo en constante diálogo, cuyo resultado es la reconstrucción
de la estructura cognitiva, del pensamiento, del lenguaje. Esta pauta indica
que el lenguaje en tanto instrumento desarrollador de esta estructura, se
desarrolla a sí mismo en la medida que aumenta el conocimiento de ese mundo.
Mientras más se ejercite más se afianza cognoscitiva y afectivamente lo aprendido;
una integración que se hace consciente, posibilitando una mejor expresión de lo
pensado y por ende, de ese mundo (Martínez[x]).
Por intermedio de la
interacción, los sujetos comprenden en mayor grado su entorno, porque cuando
expresan el saber es porque lo han significado dentro del contexto, además de
recibir la realimentación correspondiente. En la educación es fundamental esta
premisa porque es un proceso comunicacional; las acciones que promuevan el uso
del lenguaje, la comunicación y el intercambio derivan significativamente en
procesos internos para sí y para el otro.
Las herramientas del pensamiento y de comunicación, conjuntamente con un espíritu crítico e investigativo, movilizarán a la persona hacia una actuación cónsona con lo que se espera de ella en una sociedad dada.
Fundamentalmente, en
atención a lo expresado por los autores citados y otros, todo estudiante debe
adquirir una cultura investigativa que lo llevará a ir logrando y
perfeccionando en la práctica ciertas competencias a través del conocimiento y
uso de herramientas mentales e instrumentales que lo induzcan a un cambio en su
actitud.
Es un proceso interactivo
con niveles crecientes de competencia investigativa, donde va muy entrelazada
la investigación con el desarrollo de procesos cognitivos, metacognitivos y
comunicacionales.
[i] DUSÚ, R. (2004). Estrategia
Didáctica para la Formación Científico - Profesional del Estudiante de la
Licenciatura en Psicología de la Universidad de Oriente. Tesis Doctoral.
[ii] STENHOUSE, L.
(1987). La Investigación como base de la Enseñanza. Recopilación de J. Rudduck,
David Hopkins. Publicado por Morata.
[iii] CONSORCIO DE HABILIDADES
INDISPENSABLES PARA EL SIGLO XXI. (2007). Seis Elementos Fundamentales para la
Educación en el Siglo XXI. EDUTEKA: Octubre 16 de 2004. Última modificación en Agosto
de 2007.
[iv] FACIONE, P. (2007). Pensamiento
Crítico: ¿Qué es y por qué es importante?. EDUTEKA: publicación original en
1992, fue actualizado en 1998, 2004, 2006 y en el 2007.
[v] ELDER, L. y PAUL, P. (2006). Los
Estándares Intelectuales Universales. EDUTEKA: Febrero 18 de 2002. Última
modificación de este documento: Abril 29 de 2006.
[vi] GONZÁLEZ, H. (2006).
Discernimiento. Evolución del pensamiento crítico en la educación superior. El
proyecto de la Universidad Icesi.
[vii] FOWLER, B. (2002). La Taxonomía
de Bloom y el Pensamiento Crítico. EDUTEKA: Septiembre 28 de 2002. Fecha de
última modificación: Septiembre 28 de 2002.
[viii] NAVARRO, R. (2002). Después de
20 años la distancia nos acerca. Sappiens.com. La Comunidad del Conocimiento.
[ix] LUQUE, M. (2004). Dinámica del
Aprendizaje y de la Mediación en Aulas Virtuales. Una Visión desde la
Perspectiva de la Formación Humana.
[x] MARTÍNEZ, M. (2005). Habilidades
comunicativas: puente de enlace entre afectividad y cognición. Gestipolis. Clima laboral.
* Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
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