Valor del contexto en el aprendizaje y la gestión del conocimiento
En entradas anteriores he hecho un recorrido general
por las relaciones establecidas, principalmente, entre sociedad, ciencia,
educación y cultura. Contenido que a mi juicio es importante por su vinculación
con los procesos formativos, la construcción del conocimiento y la necesidad de
aprender de manera estratégica y efectiva, de asumir retos ante los
requerimientos sociales, tomando conciencia de nuestra propia realidad y del
contexto con la finalidad de gestionar la labor frente a las circunstancias que
podamos afrontar.
Formación en un mundo relativo y diverso*
Esto es, promover la capacidad de aprender y
gestionar el conocimiento con la finalidad de dar respuestas a las necesidades
de la sociedad, que también son las nuestras como miembros constitutivos de la
misma, a partir de la concepción de la formación como proceso dinámico, integral
y desarrollador.
Bajo este marco de referencia, las instituciones
educativas tienen necesariamente que orientar su acción combinada, en un
ambiente de respeto, para que podamos desarrollar una personalidad idónea con
ética moral, brindándonos las competencias necesarias para actuar críticamente
ante los nuevos saberes y respondiendo positivamente frente a las crecientes
exigencias de este mundo cambiante de hoy.
¿Las instituciones educativas responden a las necesidades sociales?
Los movimientos culturales, económicos y políticos
que hoy invaden a las sociedades a nivel mundial, revelan un nuevo modo de
vida, delineando tendencias relativas, diversas, subjetivas e inciertas que
llevan a discusiones teóricas con exigencias cada vez mayores e interrogantes
que deben ser respondidas por la ciencia y la educación.
Por otra parte, está demostrado, que las personas
como seres sociales, al desenvolverse en su contexto geo-socio-cultural se
adaptan y adoptan formas de vida a través de confrontaciones personales y
racionales, que los llevan inevitablemente a adquirir conocimientos y asumir
posiciones en una relación mutuamente transformadora.
Esa visión del conocimiento como mutable y relativo
en sí mismo, de una realidad mirada con objetividad-subjetiva, debe inducir al
cambio de postura ante el saber que no representa una verdad absoluta y a una
relación dialéctica constante entre la praxis y la teoría, para realimentar
dicho saber, en atención a las informaciones emanadas de esa relación en lo
particular y en lo global-general, producto del avance de las ciencias. Visión
que debe trascender en la formación, fundamentalmente en la universitaria.
También es cierto, estaremos de acuerdo, que a
pesar del desarrollo de teorías y métodos de enseñanza aún no se cristaliza la
formación de esa persona que la sociedad demanda.
En el documento que resume las Tendencias de la
Educación Superior Virtual en América Latina y el Caribe[i]
se indicaba: Esa nueva sociedad, aún en proceso de gestación, exige una
renovación constante del conocimiento y una mayor rapidez y fluidez de los
procesos educativos, para responder a exigencias muy dinámicas del mundo del
trabajo.
Además, en numerosos eventos en las últimas
décadas, se ha proclamado esa necesidad de que la educación debe cambiar su
estrategia de formación, con la finalidad de formar personas proactivas, con
énfasis en una ciencia humanizada para la construcción del conocimiento, en la
generación de la cultura y no solo en su preservación y difusión.
En definitiva, una dinámica social de la naturaleza
actual precisa de otra educación, ya percibida y planteada por diversos
teóricos, pero debe ser aplicada para responder a las nuevas exigencias de esa
sociedad cambiante donde la validez de los conocimientos es cada vez mas
delimitada en tiempo y espacio.
Repensar en organizaciones con estrategias
educativas flexibles para la formación de personas productivas y competitivas,
que le confieran esa capacidad de anticipación necesaria para enfrentar
efectivamente un devenir incierto de una sociedad globalizada, es el reto de
hoy para resolver el mañana.
Entonces, ¿Qué está pasando?
Pareciera que las instituciones educativas se van
quedando en el camino o van un paso atrás de lo que acontece en su entorno. Una
cosa es la vida en la escuela y otra la de afuera, como un mundo diferente lleno
de estímulos muy ricos, variados y ajenos a la primera.
El conocido “divorcio” entre la teoría y la
práctica se hace recurrente, lo que incide en la profundización de un abismo
entre la cultura académica y la social o profesional. De igual forma, la preeminencia
de la instrucción basada más en los contenidos que en los métodos inclina la
balanza hacia el conocer de contenidos que rápidamente pierden vigencia y no
hacia el hacer contextualizado.
En la acción formativa deben privar estrategias que
medien en el aprendizaje, permitiendo tomar las decisiones pertinentes y
oportunas hacia la resolución de los problemas; construir y reconstruir la
teoría desde la práctica, de manera que responsablemente encontremos las
respuestas adecuadas en el abordaje de la compleja realidad, valoremos nuestro
proceder y las consecuencias que puedan derivarse de éste.
En este tiempo de disímiles convivencias
se conjugan una pluralidad de conocimientos cambiantes con la diversidad humana,
lo cual da paso a múltiples opciones.
Esto nos obliga a dar una nueva mirada a la
relación ciencia, cultura, educación y sociedad, de manera de integrar
esfuerzos tendentes a transformar el ámbito de formación, desde la perspectiva
innovadora, del diálogo y el debate, la ética para la cooperación, el
compromiso y el respeto y fundamentalmente, de la reflexión sobre modos de
conocer, pensar, actuar y vivir a fin de acometer el reto que supone la
convivencia humana en esta realidad de hoy y superarla con nuevas formas, que
induzcan un desarrollo global de participación e igualdad de oportunidades en
la diversidad.
¿Qué
opinas de las ideas expresadas? Coméntalas para discutirlas...
Gracias.
[i] Silvio, 2003. Tendencias de la Educación Superior Virtual en América Latina y el Caribe. p. 5
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