En
un programa educativo a distancia, abierto online,
virtual… partimos de la consideración que se da un proceso de comunicación como
cualquier programa presencial; con mayor exigencia porque existe cierta “separación”
entre profesores y estudiantes, por lo cual lo hace más supeditado a la
posibilidad de diálogo o interacción.
Educación a distancia, virtual* |
Claro
está, hacemos referencia a un proceso global, esa
comunicación es tanto la manera de informar acerca de la instrucción y todo lo
que concierne a su organización, como la forma de interactuar de todos los
elementos entre sí, incluida la del que enseña con el que aprende.
¿Qué justifica la presencia de un profesor asistente en
un programa abierto en línea?
Indica Onrubia[i] que en un diseño de
entornos virtuales de aprendizaje la tarea de las TICs y de los recursos
tecnológicos es amplificar y empoderar la presencia docente, lo cual permite “que
el profesor pueda seguir de manera continuada el proceso de aprendizaje del
alumno y ofrecer ayudas dinámicas, sensibles y contingentes, a ese proceso”, posibilitando
también la creación de un “contexto que promueve en los alumnos ciertos tipos
de actuaciones y formas de aprender que potencian la comprensión y elaboración
significativa de conocimiento, así como ciertas formas de organización de la
actividad conjunta centradas en el seguimiento y apoyo del profesor a esa
comprensión y elaboración significativa”.
En tal sentido, con la metodología Mastery Learning es
competencia de los profesores que el estudiante logre alcanzar el dominio
requerido, con base a ciertas condiciones según Bloom (López[ii]), a saber: existe un
proceso instruccional, los criterios acerca del dominio son claros, se dan
orientaciones a los estudiantes sobre su desempeño con el fin de superar las
dificultades (evaluación formativa) y tienen el tiempo suficiente para avanzar
a su ritmo.
Lo anterior implica un ambiente de aprendizaje
constructivo que en la medida que el estudiante logra el dominio, lo encamina a
la adquisición de procesos autorreguladores.
La experiencia indica, tal como se desprende de la
lectura de López, que buscar la máxima eficacia con esa metodología y lograr el
rendimiento inmediato en un contexto de enseñanza grupal requiere de mucho
tiempo y dedicación. Se trata de cumplir con las funciones del profesor y
brindar atención personalizada a los estudiantes, “atender a cada alumno como
cada alumno precisa”; porque todos ellos requieren de una respuesta y
orientación tanto adecuada como pertinente y continua, que facilite su avance
en el curso, en dependencia de su nivel de progreso y ritmo de aprendizaje.
Es esa posibilidad de “justo a tiempo” que menciona
Reigeluth[iii] y que con la sola figura
de un profesor instructor sería más difícil de alcanzar. Representa también un
punto del continuo entre la atención individual y la convencional grupal
expresada por Bloom en el problema 2 sigma.
Por ello, se requiere la colaboración de varios
profesores -instructores y asistentes (TA)- a fin de realizar un seguimiento
directo a los estudiantes y brindarles las orientaciones pertinentes en cuanto
a su progreso y dominio de lo solicitado, tratando de asegurar la
realimentación inmediata.
Zapata[iv] expresa que en el diseño de
esos programas deben disponerse criterios claros acerca de la comunicación con
los estudiantes; la cual básicamente se establece por intermedio de los
profesores instructores, “Son los especialistas en la materia, en los recursos,
en su organización, en la enseñanza (…) deben conocer a los alumnos en la
medida de lo posible e interactuar con ellos”.
Sin embargo, sí todo esto lo hace un solo profesor, no
podría sustentar el método y la balanza se inclinaría hacia la enseñanza
convencional; en esta labor requieren de los TA, quienes procederán a evaluar
formativamente a los estudiantes, darles su correspondiente feedback hasta el logro del dominio
prefijado, bajo la supervisión de esos instructores. Es una labor compartida, los TA asisten al estudiante con
algunas responsabilidades de los profesores instructores adquiridas en primera
persona; son los encargados de ejecutar la programación del proceso de
aprendizaje realizada por los instructores.
Ese contexto mencionado por Onrubia se recrea en las
evidencias de los aprendizajes y en el apoyo de los TA para su
orientación, y se soporta en los recursos disponibles para los estudiantes del
diseño instruccional que ha elaborado el profesor instructor. Recursos propios
del diseño (guía didáctica, lecturas, videos…) y los concernientes a la
plataforma donde se administra el curso (foros, anuncios, espacio de logros, calificaciones…). Son los recursos de los que se valen los TA
para efectivizar su trabajo.
Del ensayo sobre los TA de Carmona[v] extraigo algunas frases e
ideas que aportan al tema:
·
La evaluación formativa,
como herramienta del proceso de aprendizaje, planteada desde la perspectiva del
asistente académico; propone otro significado y nuevos planteamientos.
·
El asistente académico, se
postula como un puente entre el principiante y el experto, el inicio y el fin;
el contenido y el aprendizaje por parte del alumnado. Un intermediario que
escucha las necesidades de los estudiantes, guiándolos hacia los mejores resultados,
bajo el criterio, experiencia y seguridad que le permiten tener cohesión de la
materia.
·
Esta instancia, resulta
fructífera para los estudiantes quienes se desenfocan en varias ocasiones de la
consigna o no la comprenden debidamente, desviándose de los objetivos y
haciendo un esfuerzo innecesario.
·
Una de las herramientas
más utilizadas por ambos (el instructor y el asistente) es la grilla
evaluativa. Es ésta la que indica los parámetros a evaluar, los diferentes
niveles de alcance y lo que se busca lograr en cada uno de los individuos.
El atender a cada alumno como cada alumno precisa (López)
requiere del TA una respuesta y orientación tanto adecuada como pertinente y
continua, que facilite su avance en el curso, en dependencia de su nivel de
progreso y ritmo de aprendizaje. Esta labor demanda de un profesional preparado
en el área del curso y de la metodología docente; analítico y valorativo de las
evidencias de aprendizaje; estratega, proactivo, empático y coherente en la
conducción de los procesos; organizador de los recursos; objetivo, preciso y
motivador en las orientaciones con el fin de guiar los procesos involucrados;
centrado en el desarrollo del estudiante y a la vez flexible y reflexivo; entre
otros.
*Imagen de Mudassar Iqbal en pixabay
En definitiva, la labor de los TA se centra en un proceso
de ayuda individual a los estudiantes, con base al dominio del aprendizaje, en
forma diferenciada según su desempeño a partir de criterios estandarizados. Por
ello, la comunicación debe ser suficientemente clara en los términos del diseño
instruccional y de las instrucciones impartidas para conocimiento de los
estudiantes y por consiguiente, una mejor interacción entre éstos y los TA;
buscando siempre ese logro de los aprendizajes.
[i] Onrubia, J. (2005). Aprender y enseñar en entornos virtuales:
actividad conjunta, ayuda pedagógica y construcción del conocimiento. RED.
Revista de Educación a Distancia, número monográfico II.
[ii] López López, E. (2014). El
mastery learning a la luz de la investigación educativa. Participación
educativa, Vol. 3, Nº. 5.
[iii] Reigeluth, C. (2012).
Teoría instruccional y tecnología para el nuevo paradigma de la educación. RED,
Revista de Educación a Distancia. Número 32. 30 de septiembre de 2012.
[iv] Zapata-Ros, M. (2017). Proceso de diseño y creación de un curso
abierto online (VI): Los Profesores
Asistentes. Texto base unidad 6.
[v] Cardona Tejada, A. (2013). Rol del Asistente Académico: Primera
instancia en el proceso evaluativo. La oportunidad de guiar al estudiante por
medio de la experiencia. Escritos en la Facultad. Año IX, Vol. 84, Buenos Aires, Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario