Con el avance de las
teorías del aprendizaje y la tecnología, la forma de enseñar y de aprender ha
ido cambiando. Eso nos lleva a la necesidad de comprender el proceso y a aprender
a aprender, una de las competencias clave, que necesariamente debe estar anclada
en el ciclo del aprendizaje.
Competencia aprender a aprender
Desde el punto de vista constructivista y de la formación
como desarrollo humano, aprendemos permanentemente en cualquier contexto, a lo
largo y ancho de la vida, sobre la base de la construcción de conocimientos.
Sin embargo, no
siempre lo hacemos voluntaria e intencionalmente, de manera estratégica y
efectiva. Solo podríamos hacerlo, si hemos aprendido a autogestionar nuestro aprendizaje.
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Aprender a aprender: competencia y procesamiento de conocimientos* |
Mientras lees este contenido ve pensando en tu experiencia y contrastando con tu práctica.
Tener conocimiento y conciencia de cómo aprendemos, cuáles
elementos hacen posible el aprendizaje y cómo regular todo el proceso para que
suceda, tanto lo inherente al aprendiz y a la tarea, como de las estrategias
que deben ponerse en valor, inciden en esa intencionalidad.
Con esta visión, en la medida que aprendemos a realizar las
tareas con probabilidades de éxito y a controlar las situaciones, sus recursos
intervinientes y los propios, actuaremos en consonancia con lo demandado por
dichas tareas.
Son tres mecanismos clave que nos inducen a comenzar y
terminar las tareas: la (auto)motivación, la (auto)orientación y la
(auto)regulación. Ésta, incluye un monitoreo constante para seguir, encauzar o
cambiar esa actuación.
En la idea que vengo desarrollando, aprender a aprender
supone, además de conocer cómo aprendemos, la activación voluntaria de la
propia motivación, la cognición -por intermedio de la orientación- y la
metacognición.
Por esta razón,
debemos ser capaces también de controlar los procesos interiores que estimulen,
orienten y propicien la regulación de esas acciones y el manejo adecuado de
contenidos y procedimientos para realizar actividades que nos lleven a
aprender, en función de lo requerido.
Como toda competencia, aprender a aprender, es un proceso
aprendido, reflexivo, exteriorizado en forma gradual y ante las situaciones a
las que nos enfrentamos. Es -o debe ser- el propósito de la enseñanza aprendizaje.
Además, es una competencia multifuncional y dinámica, dado
que abarca e integra los conocimientos necesarios para el desarrollo personal y
profesional, ahora y a futuro.
En otras palabras, favorece la participación en múltiples
contextos, afrontar diversas situaciones y resolver los problemas que se
presenten, en la medida que hemos podido aprender a autogestionar el
aprendizaje.
¿Cómo simbolizamos las lógicas del aprendizaje en el aprender
a aprender?
En otras publicaciones, he indicado que existe un patrón de
aprendizaje que nos va llevando a niveles de comprensión y construcción de
conocimientos cada vez más complejos, fundamentado en la secuencia que
realizamos cuando aprendemos.
No lo hacemos a la primera mirada. Pasamos por un
reconocimiento de lo observado desde el marco conceptual que tenemos en ese
momento, para la construcción progresiva de conocimientos, hasta llegar a su
aplicación.
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Procesos lógicos en el aprendizaje |
Con esta visión, contamos con dos procesos lógicos e
iterados; recordemos:
1.
Proceso
lógico más inherente al aprendiz, que he denominado apropiación de los
contenidos, de cualquier tipo.
Escenifica
las fases secuenciales en el aprendizaje: captación, concientización y
consolidación. Representa el tránsito desde el punto inicial al final, lo que
se pretende aprender.
Requiere
del desarrollo de habilidades cognitivas, indagatorias, de discriminación y organización de esa
información.
2. Proceso lógico de ayuda al aprendizaje, respetando la secuencia anterior, denominado investigación formativa; comprende cuatro fases: observación reflexiva, sistematización, argumentación y generalización.
Es un proceso metódico que le concede al aprendiz la posibilidad de comprender los contenidos presentados, con la intención de recrear conocimientos y aplicarlos conscientemente a nuevos ámbitos de acción.
Está muy relacionada
con aquellas habilidades de la autonomía, en función de autodirigir las
acciones para alcanzar metas y lograr los retos propuestos.
Por ello, conocer el ciclo del aprendizaje y aplicar sus
procesos lógicos posibilita el aprender a aprender o autogestión del
aprendizaje.
Enseñar para aprender
Para que seamos capaces de identificar lo que se pide, lo
que se demanda de nosotros y lo que se requiere en general para dar respuesta, debe
ser enseñado conjuntamente con los contenidos, hasta que sea una acción
voluntaria e intencional; lo que es lo mismo decir, aprendamos a aprender.
La enseñanza debe propiciar
la toma de conciencia de la propia realidad y del contexto, mediante un acto
reflexivo con respecto al proceso que llevamos a cabo para aprender, el qué y
cómo lo hacemos.
Incluso la toma de
conciencia de los errores en la ejecución de tareas, a fin de tener las
perspectivas necesarias de los caminos seguidos y de la necesidad de enmendar, en
este caso, del por qué y cómo erramos, para corregir.
Ello permitiría, con
la práctica, la gestión voluntaria de las formas y vías de cómo aprender. Tanto
en la apropiación de los contenidos como del procedimiento que debemos seguir
para lograrlo.
Estos procesos son claves para un aprendizaje permanente,
dentro y fuera de la escuela, en el trabajo y en la vida. Requerimos activar, intencionalmente,
los mecanismos motivacionales, cognitivos y metacognitivos, los recursos propios
y los del contexto.
En definitiva, aprender a aprender es un meta proceso que debe ser enseñado en la escuela, con la intención de que podamos manejar voluntariamente los elementos intervinientes en nuestro diario aprender.
Te invito a leer mis
publicaciones para que amplíes esta información y, comentar sobre tu
experiencia.
¡Aprendamos juntos!
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