Como
docentes, a veces caemos en la trampa de considerar la experiencia como un
complemento, una actividad lúdica para el final de la unidad. Pero ¿Estamos
entendiendo realmente su función?
Años
de investigación, nos invitan a replantear el enfoque: la experiencia no es
un agregado del aprendizaje, es su esencia. Desde el constructivismo hasta
la neuroeducación, las evidencias apuntan en la misma dirección: el
aprendizaje que perdura es aquel que se vive, se siente y se procesa
activamente.
En
este post repasamos sobre por qué la vivencia activa debe guiar nuestra
práctica docente y cómo estructurarla a través de tres ejes esenciales: conexión,
reflexión y comprensión.
| Aprender haciendo: Conexión, Reflexión, Comprensión |
